Exposición “Hierática” de Radharani Torres
Texto Judith Pedroza
Cuando era niña yo creía que tenía una conexión con
las moscas dice Radharani Torres, la mosca era una especie de alter ego que se
conectaba con el mundo del inconsciente, la imagen de que una mosca que
acompaña como aliada pero también como un súbdito en un reino de imaginación.
Una mosca que dirige, apoya, y sirve.
Radharani Torres se coloca como objeto en el centro de su pintura,
familiares y gatos la acompañan, presencias femeninas que en su contexto. En la
historia de la pintura occidental la mujer en una posición de privilegio se
articula como un objeto a admirar, tomemos en cuenta que esta mujer de
privilegio no se pintó a sí misma, ella no es un suceso de su subconsciente, es
el resultado de la mirada del hombre pintor. La mujer artista latinoamericana
muy lejana al privilegio occidental, se pinta así misma con una premisa
distinta –articular un nuevo poder, una nueva posición en lo que occidente
afirmaría como inadecuado. La historia de la mujer en las sociedades
occidentales, es un objeto de apoyo, consuelo y cuidado. La belleza o la
narrativa de el sacrificio la llevaría a ser el centro en una pintura. Cuántas
narrativas invisibilizadas de sacrificio lejos de ser un privilegio no han sido
contadas en pinturas o imágenes en Latinoamérica. Pero la artista fuera del privilegio esta contando una narrativa de
dignificación nueva en compañía, de otras mujeres, tótems y deidades que
empoderan y sirven de soporte del consciente-inconsciente. La mujer
latinoamericana se representa a sí misma dignificada, llena de magia y presente
para contar. Le ha quitado el poder a la historia de la pintura.
“Aquí hay más de cien canciones y cien consultas de
psicoanálisis
esperando
a suceder. Estampitas sacras para todo tipo de monstruo
mental
que se quiera aparecer. Remedios para desamores y
pociones
para amarrarse los huevos y salir a la calle a
pelear.
Homenajes a los caídos y monumentos a los que siguen en
pie.
Nuevas formas de querer y cabida al odio absoluto. Deidades
autoritarias
que no temen castigar mientras escupen bolas de
pelo.
Crossovers con tiempos que definitivamente no fueron
mejores,
pero tenían los vestidos más “cool-ever.”
Ven vamos a
vengarnos
de quienes nos hicieron daño y luego a abrazarnos
hasta
que amanezca.”
Radharani Torres
Beatas
sin rostro, la coronación de un gato, la veneración de la muerte de una mosca,
el círculo espiritista, el tercer ojo de tu ojo ó de tu gato. Son las tantas
direcciones en la pintura de Radharani Torres que más que generar una
iconografía, esta leyendo una interioridad de la cual fortalecer una reflexión
interna. La magia es la que empuja a crear. La magia también parte de nuestros
sitios, de los significados que damos a nuestros espacios y a quiénes nos
acompañan. En la ansiedad y en la idea de la búsqueda interior se crean
círculos de protección, círculos de imaginación, donde un estudio puede
convertirse en la mesa redonda del inconsciente, ¿A quién vamos a invocar
ahora?. “I thought I heard you cry” es
la vista de una antigua iglesia en la Ciudad México, cargada de significados,
en un espacio que ha sido construido para la contemplación, se comunica con un
interior histórico, las mujeres en la historia de nuestra colonización,
encontraban calma y consuelo en estos espacios. –“Pensé que te escuche llorar”
ahí en el centro donde yo puedo leer ese enunciado que se comunica conmigo, un
momento para hablarlo conmigo, hablarlo en una pintura, encontrar un sitio
visual donde preguntarnos las respuestas que necesitamos. “Queen Bitch”– la coronación de la “Bicha” la compañera
de pintura de Radharani Torres, porque en los procesos de la pintura de Torres
no son solitarios, están dibujados de micro-compañías femeninas, de
observadoras soñadoras y juguetonas, de respuestas incompresibles pero llenas
de poder. Si hay que coronar, se corona quién merece convertirse en deidad, a
quién emite sonidos de resguardo, alteridad, vocales de fidelidad y alegría. Se
aman más las compañías que a los amantes, se aman más los lazos de comprensión
entre iguales que entre las atracciones entre contrarios– “I wish that we were magic so we couldn´t be
so young and tragic” –las hermanas Indriani y Radharani aparecen
ahí, vestidas en bordados a modo de pintura del siglo XVI, de cuando
se necesita el crear una alegoría personal de cuidado y solidaridad.
La imagen eleva a estas dos mujeres jóvenes, a un nivel de dignificación hacia
todo lo posible en su tiempo.
Una
vez Radharani Torres y su interlocutora en este texto, nos hacíamos una
apuesta, –¡Midámonos la dignidad a ver quién la tiene más grande – Sí… a ver
quién la tiene más grande!– La artista se pone en el centro, sin ninguna mirada
masculina al lado, “Please let me be your third eye” nos invita al diálogo con
los iguales, –déjame abrir esa otra puerta imaginativa de transformación hacia
la toma de un poder propio, el velo del fantasma, la identidad que se oculta de
bajo, el gesto de dar la espalda, e impedir el paso a acercarse, encontrar
resguardo de mitificar la intimidad. La pintura es la búsqueda de apoderarse de
un mundo posible femenino, dignificado y consciente. “They told us: Our gods
would be outlive us. But they lie”–Nos contaron que nuestros dioses nos
sobrevivirían, pero nos mintieron– Hora de enterrar a los dioses como a los
gusanos de las deidades en desuso, tiempo de mitificar nuevos modelos de
deseos, de imaginaciones, conquistar las otras imaginaciones para contemplarnos
por primera vez y desde ahora a nosotros.